martes, 20 de mayo de 2014

La Muralla Escondida


Arriba, la Muralla del Vendaval o del Sur oculta por los bloques de hormigón;
debajo, mostrándose en todo su esplendor, resistiendo los embates del  mar. 
Con este nombre llamo a este importante sector del sistema defensivo de Cádiz conocido como muralla del Vendaval, que protege, o habría que decir más exactamente protegía, todo el frente del Campo del Sur de los embates del mar, especialmente de los fuertes temporales que suelen azotar esta costa en los meses de otoño e invierno. Es una muralla del siglo XVIII, construida sobre el acantilado natural que existía en esta zona, y que se extiende desde el baluarte de Capuchinos, frente a la iglesia del mismo nombre, hasta el de San Roque, junto a las Puertas de Tierra, habiendo sufrido diversas reformas y transformaciones, especialmente en ésta última zona, debido a los numerosos socavones provocados por la acción del mar a lo largo del tiempo.
Escondida, efectivamente, de nuestra vista por esos horrorosos bloques grises de hormigón que, sin ningún tipo de respeto por un patrimonio monumental tan notable como es la muralla que bordea en gran parte el casco antiguo, fueron arrojados al lugar que hoy ocupan hace ya bastantes años, a mediados del siglo pasado, para proteger esta parte de la ciudad de dichos temporales. No se procedió, por ejemplo, como se hizo posteriormente con la muralla del Paseo de Santa Bárbara y la Alameda, que fue reforzada en su parte inferior de forma adecuada para contener el oleaje. Es probable que este procedimiento restaurador sea más complejo y caro, pero, desde luego, es más respetuoso con el conjunto defensivo.
Lo cierto es que en el Campo del Sur, por desgracia, se optó por lo más fácil, es decir, arrojar sin más los bloques, amontonándolos unos encima de otros, como si se tratara de un simple espigón o escollera sin ningún interés histórico o artístico, y sin importar para nada el daño urbanístico y estético ocasionado a la imagen de esta zona de la ciudad. Basta comparar un grabado o fotografía antigua de esta muralla con su imagen actual para apreciar el cambio a peor que se ha producido, privándonos a gaditanos y turistas de esa espléndida panorámica de la muralla que se vislumbra bajo el caserío y la Catedral sin los susodichos bloques de hormigón. Es como si, de repente, echaran bloques ante la muralla de la Alameda y del Baluarte de la Candelaria, nos podemos imaginar fácilmente el daño que provocaría a esta zona privilegiada de la ciudad.  Pues lo mismo pasó con la muralla del Vendaval, ocultándola a nuestra contemplación. 
Sería deseable que las autoridades se replantearan la retirada de esos bloques y se procediera a la reparación de la muralla en lo que fuera necesario, un coste económico que, sin duda, terminaría beneficiando a la ciudad. Otra solución podría ser retirar los bloques superiores, dejando los inferiores, que son los que están al nivel del mar y los que realmente reciben las embestidas más fuertes, quedando así visible, al menos, una parte importante de la muralla; así se pondría en valor un magnífico ejemplo de un tramo de las antiguas defensas gaditanas, esas que dieron el carácter de plaza fuerte e inexpugnable que Cádiz  tuvo en el pasado, preciosa joya de la corona española, tantas veces codiciada por el enemigo. Y, de paso, sería una medida necesaria de higiene y limpieza, pues hay pocos lugares en Cádiz donde se concentre tanta suciedad y abandono como entre estos bloques de hormigón.

miércoles, 7 de mayo de 2014

El Teatro Romano de Gades

Teatro romano de Cádiz. En la foto, parte de la media cavea
El teatro romano de Gades es el principal  resto arqueológico del pasado romano gaditano que ha llegado hasta nuestros días. Descubierto casualmente en 1980, estuvo durante muchos siglos oculto bajo edificaciones de épocas posteriores, tanto musulmanas como cristianas medievales, como el desaparecido Castillo de la Villa, y edificios notables del barrio del Pópulo como la Posada del Mesón, parte de la Catedral Vieja y la guardería municipal, y más recientes, como la Fundición Vigorito.
Galería interior por donde circulaba el público
que accedía a las gradas
Construido en el siglo I a. de C., es el teatro más antiguo de Hispania. Formaba parte, junto con otras grandes construcciones públicas, como el anfiteatro, que estaría situado en el barrio de Santa María, del proyecto de engrandecimiento de Gades llevado a cabo por Lucio Cornelio Balbo El Menor, magistrado principal de la ciudad. En los últimos años, en las excavaciones realizadas en varios solares de dicho barrio, han aparecido numerosos restos romanos. 
Entre las características del teatro, destaca como particularidad su planta ultrasemicurcular o de herradura, al estilo de los teatros griegos, forma que los constructores romanos abandonarían posteriormente por la semicircular, y su gran tamaño, teniendo un diámetro de 120 metros, siendo uno de los más grandes no solo de España, sino de todo el Imperio romano. Tenía capacidad para 20.000 espectadores, en una población de unos 50.000 habitantes, lo que da idea de la importancia de la ciudad en aquella época. Construido a base de hormigón romano, mampostería y sillares de piedra ostionera, aprovechando el desnivel natural del suelo, los espectadores tenían su lugar en el graderío dependiendo de su condición social: el pueblo en general, las mujeres y los esclavos en las gradas superiores llamada summa cavea, mientras que las clases altas y las autoridades en las inferiores, que eran la parte noble, llamada ima cavea, y la orchestra, espacio semicircular situado ante el escenario, habiendo una zona intermedia, la media cavea, que es la zona al descubierto del teatro gaditano. Tanto la escena como el pórtico trasero permanecen ocultos bajo las casas del barrio del pópulo. Los vomitorios permitían la entrada y la salida de las gradas hacia la galería interior, zona por la que circulaban los espectadores, y que hoy presenta un buen estado de conservación.
El teatro de Gades era, desde luego, un teatro digno de una gran urbe como era Cádiz en aquella época, que tuvo su momento de esplendor, pero que a partir del s. IV fue decayendo hasta quedar en ruinas. Gracias a que quedó enterrado y olvidado bajo construcciones posteriores se ha podido conservar. En la actualidad, está cerrado al público, llevándose a cabo trabajos de excavación con la idea de abrirlo al público una vez concluyan los mismos. El proyecto es hacer visitable las zonas inferiores del teatro ocultas en el subsuelo del Pópulo (orchestra, escena y pórtico) una vez estén acondicionadas.