viernes, 4 de mayo de 2018

Todos los caminos conducen a Roma

Calzada romana conocida como La Trocha, ramal
secundario de la Vía Augusta entre Ubrique y
Benaocaz, en la sierra de Cádiz
Esta es una expresión que se utiliza a menudo para indicar que tomemos el camino que tomemos siempre vamos a llegar al mismo destino. Es una expresión que tiene su origen en la antigua Roma, cuando era el centro del mundo entonces conocido, capital del Imperio Romano, que abarcaba toda la cuenca del Mediterráneo, extendiéndose por gran parte de Europa, norte de África, y Oriente Próximo, y convertida, posteriormente, en centro de la cristiandad. Esto fue posible gracias, entre otras cosas, a la amplia red de calzadas que enlazaba cualquier punto de su inmenso territorio con Roma, espectacular obra de ingeniería de unos ochenta mil kilómetros y que a lo largo de los siglos venideros, desaparecido ya el Imperio, siguieron siendo las únicas vías de comunicación, en algunos casos hasta bien entrado el siglo XX, muchas de las cuales ha sido origen de gran parte de las actuales carreteras y autovías. Las calzadas romanas fueron elemento esencial en la organización y romanización del mundo bajo su poder, pues permitieron el dominio militar sobre regiones cada vez más extensas y alejadas y facilitaron los intercambios comerciales y la difusión de la cultura romana.
La Vía Augusta tenía aprox. 1.500 kms.de longitud, cuyo
 trazado discurría por la Bética y la costa levantina, siendo
Cádiz principio de la misma
Una de estas calzadas, sin duda de las más importantes de todo el Imperio, fue la Vía Augusta, así llamada por haber sido el emperador Octavio Augusto quien la reconstruyó sobre la base de la anterior Vía Heráclea a finales del s. I a. C., la cual comunicaba Hispania con Roma, empezando su recorrido en Gades (Cádiz) como principio de ruta, recorriendo el interior de la romanizada Bética (Andalucía) a lo largo del valle del Guadalquivir y la costa levantina, enlazando con otras vías por el sur de Francia e Italia hasta Roma. A través de ella se desarrolló un intenso comercio con los ricos productos agrícolas, ganaderos y metalúrgicos andaluces e hispanos, juntamente con las rutas comerciales marítimas, en las que el puerto gaditano jugó un papel de primer orden. Esta vía es bien conocida gracias al descubrimiento en el siglo XIX, en Italia, de los llamados Vasos Apolinares o de Vicarello, que son unos vasos de plata de diferentes tamaños de época romana en forma de miliario, que eran las columnas o postes que se colocaban cada milla (aproximadamente kilómetro y medio) en las calzadas para indicar las distancias y las distintas etapas del recorrido, correspondientes a los mojones de carretera actuales. La particularidad de estos recipientes es que tienen grabados en su superficie los nombres de todas las localidades por las que discurría la Vía Augusta, destacando en la parte superior sobre el conjunto, en letras grandes, la inscripción Itinerarium A Gades Roman, principio y final de ruta.

Restos del Camino del Arrecife en la playa de Cortadura, construido en época
moderna sobre el trazado de la antigua calzada romana
La calzada romana gaditana fue noticia como consecuencia de los pasados temporales habidos en esta costa, de lo que se hizo eco la prensa local y nacional, destacando el hecho de haber aparecido sus restos en la playa de Cortadura, aunque hay que decir que una parte de ellos siempre han estado visibles.  En realidad, los restos pertenecen al llamado Camino del Arrecife, que unía Cádiz con la Isla de León entre los siglos XVI y XIX, construido sobre la antigua calzada. También aparecieron restos del acueducto romano que corría paralelo a ésta (consistentes en bloques de piedra ostionera con orificio central por donde circulaba el agua, o atanores, con que estaba construido el acueducto, aunque no es la primera vez que aparecen), otra de las grandes obras de ingeniería romana de la antigua Gades, que traía el agua desde los manantiales del Tempul, en la sierra de Cádiz, hasta la ciudad, distante unos ochenta kilómetros, parte de cuyos restos se pueden contemplar en muy buen estado de conservación en la plaza de Asdrúbal de la capital gaditana y en el Museo de Cádiz. En esta misma playa, en la zona de Torregorda, se pueden observar otros restos de la Vía Augusta. Las dos carreteras principales de la provincia de Cádiz, la N-IV y la N-340, ésta última por la costa, siguen el trazado de las antiguas vías romanas.



Itinerario de la Vía Augusta grabado en los Vasos Apolinares
 o de Vicarello, localidad italiana donde fueron hallados. En
 la parte superior, en  letras grandes, aparece el nombre de
Gades (Cádiz)